Está demostrado que el color del entorno tiene la capacidad de provocar reacciones emocionales y psíquicas en las personas, por lo que es crucial utilizarlo de manera adecuada en los espacios.
Sin embargo, el color no solo se encuentra en las superficies, sino que también juega un papel esencial en la iluminación. Los focos y lámparas que usamos en nuestros hogares y lugares de trabajo también presentan variaciones significativas en su color, lo que influye considerablemente en la atmósfera de un espacio.
Diversos estudios han demostrado que los colores pueden generar distintas sensaciones en las personas. En particular, el color de la luz es fundamental porque tiene el poder de transformar el entorno, afectando directamente el estado de ánimo.
El color de la luz, conocido como temperatura de la luz, se mide en kelvin, y varía según los colores del espectro luminoso.
Aquí te presento algunas características de las diferentes temperaturas de la luz:
Blanco Cálido o "Warm White" (1800K – 3500K):
Esta luz se asemeja mucho a la de una lámpara incandescente, con un tono rojizo o ligeramente amarillento. Su aplicación genera ambientes acogedores y relajantes, ideales para espacios donde se busca confort.
Aunque las preferencias de temperatura pueden variar según la personalidad, género, edad y clima, la luz cálida sigue siendo la favorita en interiores.
Luz Neutral o "Cool White" (4000K – 4100K):
Esta luz es neutra, lo que la hace ideal para lugares como cocinas, ya que permite una buena reproducción cromática y facilita distinguir los colores de los objetos. Aunque empieza a acercarse a las tonalidades azules, es perfecta para oficinas, ya que te mantiene activo sin causar un nivel de estrés elevado.
Blanco Frío o "Cool DayLight" (6000K – 6500K):
Esta luz es completamente fría, con un tinte azul más pronunciado. Es una luz nítida que, a nivel psicológico, ayuda a mantenerte alerta. Las temperaturas frías en la iluminación suelen utilizarse en hospitales o en oficinas, donde se requiere una mayor concentración visual y se busca reducir el esfuerzo ocular.
La psicología de la luz es clave, ya que puede mejorar o deteriorar la calidad de una experiencia. Por ello, te sugiero que nos consultes para que nuestros profesionales puedan configurar la mejor solución para tus necesidades visuales.